Tanto la pinguécula como el pterigión son afecciones oculares frecuentes que afectan a la conjuntiva, el tejido transparente que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados. A pesar de sus similitudes, tienen características e implicaciones distintas para la salud ocular.
Pinguécula
Una pinguécula es un crecimiento benigno y amarillento en la conjuntiva, normalmente cerca de la córnea pero sin extenderse sobre ella. Se compone de proteínas, grasa y depósitos de calcio. Es frecuente en personas de mediana edad y ancianos, y sus causas principales son:
- Exposición a los rayos UV: La exposición frecuente a la luz ultravioleta, especialmente al sol, aumenta el riesgo.
- Irritantes ambientales: El polvo, el viento y las condiciones secas pueden contribuir a su desarrollo.
- Edad: El envejecimiento es un factor importante, ya que la conjuntiva se vuelve más susceptible con el tiempo.
Los síntomas pueden incluir:
- Una mancha amarillenta visible en el ojo
- Irritación o sequedad ocular
- Enrojecimiento e inflamación en algunos casos
Aunque no suelen requerir tratamiento, los colirios lubricantes o los antiinflamatorios pueden aliviar las molestias. En algunos casos, puede ser necesaria la extirpación quirúrgica si la pinguécula causa irritación persistente o interfiere con el uso de lentes de contacto.
Pterigión
Un pterigión, a menudo denominado «ojo de surfista«, es un crecimiento de tejido carnoso que puede extenderse desde la conjuntiva hasta la córnea. Esta afección puede variar en gravedad y está relacionada con factores ambientales similares:
- Exposición a los rayos UV: Un factor importante, sobre todo para quienes pasan mucho tiempo al aire libre.
- Condiciones secas y polvorientas: La exposición frecuente al viento y al polvo puede agravar la afección.
Los síntomas incluyen:
- Un crecimiento notable, de forma triangular, que puede avanzar hacia la córnea
- Enrojecimiento e inflamación persistentes
- Sensación de cuerpo extraño en el ojo
- Visión borrosa si el crecimiento invade la córnea de forma significativa.
El tratamiento depende de la gravedad del pterigión. Los casos leves pueden tratarse con colirios lubricantes o antiinflamatorios. Sin embargo, en los casos en que la visión se ve afectada o el crecimiento es especialmente agresivo, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. La cirugía consiste en extirpar el pterigión y suele tener éxito, aunque es posible que reaparezca.
Prevención y gestión
La prevención tanto de la pinguécula como del pterigión implica medidas de protección:
- Protección UV: Llevar gafas de sol que bloqueen los rayos UV y sombreros de ala ancha puede reducir la exposición.
- Control ambiental: Utilizar lágrimas artificiales en ambientes secos o polvorientos ayuda a mantener los ojos húmedos.
- Revisiones oculares periódicas: Las revisiones periódicas con un profesional de la visión garantizan la detección y el tratamiento precoces.
Comprender estas afecciones ayuda a tomar medidas proactivas para proteger la salud ocular y buscar el tratamiento adecuado si es necesario. Si experimentas síntomas o notas crecimientos inusuales en los ojos, consultar a un oftalmólogo es esencial para un diagnóstico y tratamiento adecuados.